En pleno verano muchas personas se dan cuenta que fueron sedentarias gran parte del año pasado y quieren compensarlo de forma exprés, con un entrenamiento lo más completo posible, muchas veces cayendo en un sobresfuerzo e, incluso, en lesiones delicadas. Por ello, según el kinesiólogo Byron Silva, es muy importante empezar de una forma progresiva.
«Incorporar la actividad física tiene muchos beneficios para el cuerpo y la mente, por lo es muy importante incluirlo pensando más allá del verano, pero la clave es hacerlo de manera planificada y cuidadosa con cambios pequeños que se pueden incorporar a la actividad diaria», explica el especialista.
El experto cuenta que las personas que cambian de manera abrupta su actividad física pueden desarrollar patologías como; tendinopatías, artralgias, desgarros musculares e, incluso, fracturas por estrés, dada una inadecuada adaptación osteomuscular al entrenamiento. Lo más frecuente, en todo caso, es el dolor muscular tardío, asociado a una carga mecánica excesiva para el sistema musculoesquelético.
Por este motivo, es muy importante antes de comenzar cualquier entrenamiento analizarse y tomar en cuenta los siguientes pasos.
- Identificar el estado físico actual considerando aspectos como edad, peso, enfermedades, lesiones previas e historial deportivo.
- Incorporar en la rutina actividades que incluyan fuerza, resistencia y flexibilidad de forma progresiva, fundamentado en el principio de adaptación al entrenamiento.
- Evaluar actividades que demanden un alto riesgo para su salud. Ante las dudas, acudir con un profesional.
- Seleccionar adecuadamente periodos de descanso, como mínimo, día por medio, para alcanzar una correcta recuperación.
- Considerar la dieta e hidratación como un pilar medular en el rendimiento físico, puesto que cualquier deficiencia de vitaminas o minerales podría aumentar el riesgo de lesiones musculoesqueléticas.
- Contar con la indumentaria adecuada para el ejercicio a desarrollar: calzado, vestuario y elementos de protección física como casco, guantes y rodilleras.
- Observar las condiciones ambientales de mi lugar de entrenamiento. En caso de ser al aire libre evitar horarios de mayor irradiación (10:00 a 16:00) incorporando protección solar siempre.
La actividad física en la rutina diaria
La actividad física puede partir de forma muy paulatina y ni siquiera se necesita invertir mucho tiempo, pero debe ser constante y realizarla 5 veces por semana y, por al menos, 30 a 40 minutos, cuidando el ritmo cardíaco para que tengan un efecto.
«Antes de ir a un gimnasio o dedicar muchas horas para hacer actividad física; las personas pueden ejercitarse aprovechando sus dinámicas diarias con algo tan simple como caminar más», dice el especialista. Entre las recomendaciones para comenzar con la actividad física se encuentran:
- Aumentar el conteo de pasos diarios. Se puede llevar el registro por intermedio de aplicaciones.
- Preferir mayormente el uso de escaleras.
- Promover el uso de bicicleta como medio de transporte.
- Incorporar pausas activas durante la jornada laboral incluyendo ejercicio de intervalos de alta intensidad (HIT) seguido de estiramientos.
- Bailar o practicar actividades artísticas que involucren el movimiento corporal como protagonista.