Hablemos con orgullo del I+D nacional. Según el Índice Global de Innovación 2022 de la Organización Mundial de Propiedad Intelectual, OMPI, Chile está entre los 50 países más innovadores y en el primer lugar en Latinoamérica. A fines del año pasado, nuestro país además se reintegró a Eureka, una de las redes públicas más grandes para la cooperación y apoyo internacional de proyectos basados en Investigación y Desarrollo e Innovación (I+D+i), abriendo incluso una convocatoria junto a Austria, Bélgica, Francia y España.

En los últimos años, los sectores nacionales han entendido lo trascendente que es el incremento de la actividad innovadora en las economías locales; una tarea donde instituciones como Red Eureka, presente en más de 45 países y con impacto determinante, fomentan los ecosistemas de colaboración. Bien los sabemos en la academia.

Desde 2016 a la fecha, la Unidad de Transferencia Tecnológica de la Universidad de La Frontera ha transferido 19 licencias al sector público y privado en distintas áreas, como agropecuaria, ingeniería, medicina, humanidades y ciencias sociales; asimismo ha generado 10 emprendimientos de base científica tecnológica en los últimos cinco años.

De esta manera, en el camino hemos comprobado la importancia del correcto y continuo asesoramiento de los proyectos para sus futuros éxitos. ¿La clave? el ejercicio sistemático, legal y con metodologías específicas que potencian las iniciativas de negocio.

Si bien en Chile existe talento y emprendimiento I+D, cabe mencionar que aún es necesario educar respecto a varios aspectos de propiedad intelectual y transferencia tecnológica; pues, en muchas ocasiones, la carencia de este conocimiento ha truncado los avances.

¿Cuáles son los puntos a considerar? Al momento de impulsar un proyecto de base científica tecnológica, lo primero es chequear el estado de la iniciativa o creación; diferenciarse de lo que esté en desarrollo o está protegido, aunque no esté en el mercado. Si hay componente de innovación, entonces se debe generar una estrategia de protección para esa innovación y solicitarla.

La correcta orientación de la utilización de propiedad intelectual e industrial en productos y procesos, la asesoría en la creación de empresas de base tecnológica, la gestión de licenciamiento, la visualización de alternativas de mercados, el aprendizaje y la generación de modelos de negocio son  insumos prioritarios para escalar prototipos al mercado y conseguir que los usuarios finales se beneficien del conocimiento nuevo generado desde el proyecto inicial.