El domingo recién pasado, nuevamente nos enteramos de un condenable episodio de violencia en los estadios, en pleno clásico de nuestro fútbol, donde para muchos este deporte se vive como una religión: Un adulto furibundo y rabioso se toma la atribución de golpear a un menor de edad, el motivo fue la celebración del gol del equipo contrario. Sin dudas este acto será investigado por la institucionalidad de la Niñez y sancionado por la legislación de violencia en los estadios.
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