Marzo suele ser sinónimo de listas de útiles escolares, uniformes y matrículas; las grandes tiendas y supermercados se visten de azul marino y blanco, mientras poco a poco las y los estudiantes comienzan a ver el fin de las vacaciones. Pero ¿nos preparamos para el retorno a la rutina anual?, ¿este retorno es sólo tema de estudiantes?, ¿nos damos cuenta de cómo afecta la vida familiar la llegada de marzo?, ¿estamos preparados como familia para “la vuelta a la rutina” amigable?

En primer lugar, pensemos en las niñas y los niños que van al colegio o jardín infantil por primera vez. Previo al ingreso es importante conversar como familia con ellos y ellas en relación a lo que será la nueva rutina diaria; cambian los horarios de levantarse, desayunar, almorzar, etc., por lo tanto, es recomendable cumplir estos horarios algunos días previos al inicio del año escolar, en lo posible visitar o mostrarles el nuevo lugar al que irán cada día, explicarles que es totalmente normal estar nervioso o nerviosa, incluso contarles de experiencias personales o de otros niños y niñas,  invitarles a verbalizar o expresar su emociones, expectativas e incluso miedos al respecto (conversando, dibujando o buscando otra forma de favorecer su expresión), los primeros días de clase dar la tranquilidad de que al finalizar la jornada volverán a casa y podrán conversar sobre lo vivido en el día. Es importante estar atentos y atentas como familia a las primeras semanas, dar el tiempo a la conversación y brindar espacios seguros para ello. No es bueno exponer a niños y niñas a mensajes como “ahora viene lo bueno”, “no hay que llorar, ahora estás grande”, “si no te portas bien le digo a la educadora/tía”, “si te portas mal no vamos a hacer…..”, estos mensajes sólo sirven para que las y los estudiantes aprendan que este nuevo desafío es más un castigo que una maravillosa oportunidad .

En el caso de estudiantes de educación básica y media que retoman sus estudios en un nuevo curso,  es positivo comenzar paulatinamente  los horarios de levantarse, comidas, sueño y actividades cotidianas antes del inicio de clases; mucho se puede aprender de lo que nos fue complejo el año anterior, por lo tanto, planificar con anticipación  los espacios de desayuno, trayecto de viaje de ida y regreso, horas de estudio, actividades extraprogramáticas y tiempo de ocio puede disminuir atrasos, estrés y las discusiones matutinas. Todo lo que dejamos listo el día anterior nos da tiempo extra a la mañana siguiente, eso incluye: preparar mochilas, colaciones, ropa del día a mano, firmar comunicaciones y materiales de uso en clases. Las primeras semanas es importante dar espacio a la conversación familiar respecto a cómo han funcionado las rutinas, las expectativas de las y los estudiantes, propuestas para mejorar lo que estamos haciendo, establecer responsabilidades y dar espacios a la expresión de opiniones que nos ayuden a hacer más positivo es retorno.

En cuanto a las y los estudiantes de educación superior, si bien su autonomía es mayor o las familia piensan que no necesitan consejos;  hacerles sentir acompañados y acompañadas, dar recomendaciones para mejorar sus rutinas y favorecer ambientes que potencien el logro de sus metas y brindar espacios para que compartan sus emociones (aunque no quieran decir mucho), hará que sientan que no están solos o solas, será una preocupación menos en un mundo que muchas veces sienten que los empuja y sobre exige; al fin y al cabo, siempre es bueno sentir que somos amados y amadas, hay alguien que confía y se preocupa por mi día a día.

Para finalizar, puntos clave para recordar: Organizar los tiempos de estudio, respetar en dichos horarios los espacios de alimentación y sueño, priorizar las tareas en orden de complejidad y plazos de entrega, usar horarios o planner visibles, gestionando el tiempo y marcando las metas cumplidas. Es importante dejar siempre espacio al tiempo de ocio, deporte y esparcimiento y para eso todo lo que se prepara el día anterior es tiempo extra en una nueva jornada. Potenciemos los espacios de conversación y expresión de emociones con estudiantes de toda edad.

Paciencia, nadie dijo que sería fácil, pero sí puede ser más amigable y llevadero.

Sandra Urra Águila
Académica Escuela de Educación
Universidad Andrés Bello