El pasado 12 de octubre las instituciones de educación superior técnico profesional iniciaron el proceso de admisión que contempla 6.074 carreras y más de 249 mil vacantes a lo largo de Chile. En este periodo, miles de personas deciden qué camino tomar en los siguientes años de su vida, elección que suele estar acompañada de miedos, estrés y otras emociones que pueden dificultar la decisión correcta.
En este marco, Jade Ortiz, psicóloga experta en salud mental y docente de la Universidad Santo Tomás, entregó algunos consejos para afrontar este desafío de la mejor forma, pasando desde el aspecto más personal hasta otros vocacionales y de elección de la institución.
Elegir por uno mismo y no por presiones externas
De acuerdo con la experta, es fundamental que la persona decida matricularse en una carrera de su interés, dejando de lado presiones de cualquier tipo, ya que “a posibilidad de seleccionar una carrera que no es de su gusto puede llevar, tarde o temprano, a la deserción”.
Es por esto que la profesional enfatiza en que la decisión final «tiene que hacer sentido al estudiante y no basarse en las expectativas que muchas veces ponen los padres sobre los hijos”. Esto también puede ir ligado a la dependencia económica que muchas veces existe, no solamente en el arancel, sino que también en transporte, alojamiento, materiales y más.
Angustia por el futuro: cambiar no es fracasar
Uno de los temas que más generan ansiedad es si la elección de carrera es determinante en toda la vida. En esta línea, Ortiz señala que “puedes elegir hoy, pero esto no quiere decir que mañana no puedas cambiar de idea. Siempre cuando se pone demasiada presión se toman malas decisiones”.
En este punto, la flexibilidad para cambiar de rumbo es algo sumamente importante, así como no creer que siempre hay que tomar decisiones perfectas. “Cuando tengo la seguridad de que hoy puedo elegir libremente y el día de mañana cambiar de opinión, enfrento la situación de diferente manera”, sostiene la psicóloga.
Proyéctate en el tiempo: ¿Dónde me veo en cinco años?
La elección de una carrera que se disfrute es fundamental; y el dinero no es todo, nos cuenta Ortiz. «La experiencia dice que puedes escoger una con buen retorno económico, pero este bajará o desaparecerá en la medida que no disfrutes lo que haces. Se puede caer en depresión, licencias médicas y baja proactivida. No disfrutar termina perjudicando tu desempeño profesional», asegura la profesional.
Su sugerencia es simple: imaginar dónde estarás en cinco años más. «Sáltate la parte del estudio y piensa dónde te gustaría estar, qué te gustaría estar desarrollando. Eso ayuda a entender lo que quieres hoy. La profesión no es solo el trabajo, sino que la vida cotidiana en torno a ello», recomienda.
Busca toda la asesoría vocacional que puedas
Si bien en algunos casos puedes ser útiles y prácticas, las asesorías vocacionales se basan en pruebas estandarizadas que pueden entregar resultados muy amplios, provocando incluso más confusión. Para la psicóloga, es importante que este instrumento se complemente con «espacios de conversación que ayuden a canalizar qué implican las habilidades que muestran las pruebas en su sentido práctico».
«La orientación no es un paquete que alguien va y te entrega, debe decir por qué esa carrera es un aporte. Es el lugar que ocuparás en la sociedad dando un servicio a otros, es el medio a través del cual uno se puede realizar como ser humano», añade Ortiz.
¿Dónde estudiar?
La amplia oferta educacional presenta un reto al momento de elegir una carrera. Además de las diferencias en las mallas curriculares y aranceles, también existen otras en torno a infraestructura, compañeros y más. Para la experta, la elección debe equilibrarse entre dos puntos: Indicadores como empleabilidad y las experiencias de las personas que estudian o han egresado de la institución a la que se pretende ingresar.
“Solo ellas pueden hablar más allá de los indicadores. No hay que solo ver el perfil de las personas que egresan, sino de las que ingresarán contigo, son personas con las cuales vas a pasar mucho tiempo de tu vida estudiando», señala Ortiz.
Este tema es de gran importancia, pues podría tener repercusiones en una posible deserción: «A veces las personas idealizan el lugar y no aguantan porque el perfil de las relaciones interpersonales no calza con su forma de ser. No es que sean malos para la carrera, tiene que ver con la comodidad y el sentido de pertenencia».
Finalmente, Ortiz hace el llamado a los futuros estudiantes a disfrutar todo el proceso, desde la selección hasta la inscripción. “No hay que tenerle miedo a la ansiedad, hay que tomarla como un motor que te lleva a algo nuevo. Toma ese proceso de admisión y entrevistas como una oportunidad de disfrutar y conocer el lugar donde desarrollarás tus talentos”.