En las últimas jornadas hemos visto un evidente aumento de la temperatura. A días del inicio formal del verano, el calor ha sido protagonista, desatándose los primeros incendios forestales y generando un mayor grado de incomodidad para quienes tienen baja tolerancia a las temperaturas más extremas.
Por eso, es cada vez es más común el uso de aire acondicionado en diferentes espacios con el objetivo volver más agradable el paso del día. Sin embargo, algo que comúnmente se deja de lado son las repercusiones que su uso puede ocasionar en la voz.
Como fonoaudiólogos y fonoaudiólogas, una de las recomendaciones frecuentemente dada a las personas que ocupan su voz como una herramienta de trabajo o a quienes están en un proceso de rehabilitación vocal, algo muy común con la circulación del covid, es evitar los cambios bruscos de temperatura, a lo cual el uso aire acondicionado nos vuelve más propenso.
Esta indicación tiene su base en que diferentes autores han asociado que el cambio brusco de temperatura ambiental y la proximidad a la fuente de aire acondicionado pueden ser desencadenantes de episodios de tos, la cual puede influir negativamente en la comodidad vocal y en el esfuerzo que realiza la laringe para producir la voz.
Por otro lado, la exposición prolongada a aire frío puede provocar enfriamiento y deshidratación de los tejidos de las vías respiratorias y el tracto vocal, y es por esto que quienes se someten a esta condición y utilizan su voz, pueden sentir que esta requiere mayor esfuerzo y, por lo tanto, pierde la sensación de voz fácil.
Una de las estrategias que podemos implementar es aumentar la ingesta de agua, esto ayudará a contrarrestar la deshidratación de los tejidos a nivel laríngeo; junto con esto, si estamos próximos a salir de un lugar con aire acondicionado es importante ir subiendo la temperatura paulatinamente hasta que llegar a una cercana a la manejada en el exterior. Por supuesto que es clave, además, evitar el tabaco y los ambientes contaminados.
Con estas simples recomendaciones podemos ayudar a disminuir la posibilidad vivir algún episodio de disfonía y de cuidar nuestra voz.
Arturo Flores Riquelme
Académico de Fonoaudiología
Universidad Andrés Bello