El yeso es uno de los más antiguos materiales empleados en construcción. Sus aplicaciones se remontan a tiempos milenarios; vestigios del período neolítico dan cuenta de su aplicación para unir piezas de mampostería. De hecho, los primeros frescos encontrados en Anatolia se pintaron sobre una superficie de yeso y las imponentes construcciones del antiguo Egipto poseen yeso en los sellados de la gran pirámide de Guiza y en las tumbas, donde se utilizó como revestimiento y soporte de bajorrelieves pintados.
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