La alergia alimentaria es una respuesta inmunológica del organismo frente a un alérgeno de un alimento, que puede manifestarse a través de diversos síntomas, dependiendo del tipo de reacción. En los últimos años, se ha registrado un aumento de su diagnóstico en lactantes y niños menores, por lo que es importante conocer de qué se trata y cómo detectarla.
«De acuerdo a los estudios que existen en la materia, las alergias alimentarias ocurren en alrededor del 2 a 6% de los niños y se ha visto internacionalmente que van en aumento. Las manifestaciones más habituales en niños pequeños son de tipo gastrointestinal, pero también respiratorias y cutáneas», señalan María Gracia del Valle y María Jesús Lores, nutricionistas de Clínica Bupa Santiago.
De acuerdo a lo que explican las especialistas, los alérgenos más comunes en niños son la proteína de la leche de vaca (APLV), el huevo, la soya, el maní, las nueces, el trigo, los pescados y los mariscos.
«Es importante estar atentos, pues las respuestas inmunológicas pueden darse de dos formas: con un rápido desarrollo de los síntomas, caracterizados por vómitos explosivos, diarrea, prurito, dificultad para respirar o hasta el shock anafiláctico; o bien a través de una manifestación más paulatina, en las que son habituales las dermatitis de contacto, heces con sangre, hipotensión y mala absorción de los alimentos», sostienen.
Historia familiar
En los casos de alergia alimentaria, es importante revisar la historia clínica de la familia, pues hay un componente importante de antecedentes hereditarios. «El riesgo de alergia en un paciente aumenta si uno de los padres o hermano gemelar tiene alguna enfermedad alérgica (20 a 40% y 25 a 35%, respectivamente). Incluso, este riesgo aumenta si ambos padres son atópicos, es decir, alérgicos, llegando a tener entre un 40 a 60% de mayores probabilidades de desarrollar alguna alergia», aseguran las profesionales.
Tratamiento y cuidados
El tratamiento de las alergias alimentarias generalmente es la evitación. En caso de niños que se alimentan con lactancia materna, las expertas indican que es la madre quien debe evitar los alérgenos, siguiendo una dieta de exclusión de todos aquellos alimentos de riesgo. Se deben revisar los rótulos de todos los alimentos y medicamentos que se dan al niño.
«En este punto, es importante destacar que la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses puede tener un rol fundamental en la prevención de enfermedades atópicas y se ha demostrado como el único factor modificable que puede aplicarse en la prevención primaria de la APLV. No obstante, es importante consultar con un especialista para recibir la orientación adecuada y cuidar no solo la nutrición y salud del menor, sino que también de la mamá. Afortunadamente, con los cuidados adecuados esta condición suele disminuir a medida que pasa el tiempo, viéndose cambios notorios sobre los dos años de edad», agregan María Gracia y María Jesús.