Es evidente que en los últimos años las organizaciones han estado expuestas a una transformación económica, política, cultural y tecnológica que ha significado cambios en la forma en cómo trabajan y se relacionan sus colaboradores. Cómo ellos se sientan y estén mentalmente determinará la manera de ejecutar sus funciones y, además, cómo son las relaciones que sostienen con sus compañeros.

En una encuesta de Harvard Business School Publishing Corp, con 21.859 empleados a tiempo completo en un amplio rango de industrias, los investigadores observaron que los trabajadores en posiciones organizacionales de medio nivel tenían mayores tasas de depresión y ansiedad que los empleados que ocupaban puestos más cercanos a los extremos de la jerarquía.

Para Consuelo Lastra, psicóloga de la consultora de salud mental Grupo Altea, “es importante que las organizaciones incorporen herramientas de salud mental para conocer el clima laboral y cómo se relacionan actualmente sus colaboradores. A través de atenciones psicológicas se pueden identificar problemáticas en la relación entre ellos e identificar los riesgos psicosociales para prevenir y mitigar sus efectos”.

Según la experta generar estos espacios seguros y de contención disminuyen las licencias médicas, la rotación de personal y los conflictos interrelacionales, y mejora los niveles de satisfacción y el clima laboral en las organizaciones. Cuidar la salud mental de los trabajadores genera espacios laborales seguros, saludables y productivos. Asimismo, al implementar espacios de mediación entre el colaborador y la empresa, se genera un momento de cercanía que permite detectar problemáticas psicosociales.

Para Lastra, las empresas deben contar con expertos que apoyen una gestión del cambio y que procuren mantener un espacio de bienestar psicosocial en los colaboradores. “Muchas abordan la generación de un buen clima laboral a través de beneficios, pero aún más que eso, creemos que el ambiente de trabajo es un factor vital y decisivo a la hora de que los empleados decidan quedarse o abandonar una empresa”.

El costo de que un empleado se vaya es aproximadamente el 20% de su salario. Este costo incluye el costo de contratación, de integración en la empresa, la pérdida de compromiso y productividad, los errores en la atención al cliente, el costo de formación y el impacto en la cultura corporativa.

“Todo cambio conlleva consecuencias sociales y económicas, es por esto que promover una buena salud mental entre los colaboradores permite minimizar el impacto negativo del proceso de adaptación al cambio en las organizaciones. Es fundamental la creación de espacios seguros que garanticen el derecho a una vida sana y que promuevan el bienestar de los colaboradores y sus redes”, concluyó.