Pese a que queda menos para que comience la primavera, las temperaturas no ceden en gran parte del país; más, con las últimas lluvias y otras que están por venir. En consecuencia, aún queda tiempo para el consumo de sopaipillas y chocolates; estos últimos históricamente asociados al aumento de la temperatura corporal.
«El chocolate contiene sustancias bioactivas que podrían incentivar su consumo, acentuándose en la época más fría; esto asociado a la sensación de bienestar de su ingesta y, según algunos autores a su asociación con un mejor estado de ánimo», comenta Evelyn Sánchez, directora de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad de las Américas, UDLA.
La nutricionista explica que «el cacao ha demostrado contener sustancias psicoactivas estimulantes, que en algunos estudios han evidenciado un efecto placentero a nivel cerebral asociado a sensaciones de bienestar, por lo que se postula que su ingesta contribuiría a mejorar el estado de ánimo e intensificaría las emociones positivas, relajación y sensación de felicidad».
Según el último estudio del chocolate y el cacao, elaborado por el Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX), Chile es el país con mayor consumo de chocolate en Latinoamérica, alcanzando 2,1 kilogramos per cápita al año. El informe señala que los chilenos prefieren las tabletas, ocupando el 50% del mercado, seguido por los surtidos en cajas y barritas de chocolate, con un 15%.
Para una sana alimentación, Evelyn Sánchez recomienda el consumo de chocolates concentrados altamente en cacao. «Los productos derivados de esta fruta contienen un alto contenido de polifenoles y alcaloides, beneficiando, de esta manera, al organismo por sus compuestos lipídicos y antioxidantes. Los chocolates con menor procesamiento y aditivos artificiales son los que concentran porcentaje de cacao desde el 70% en adelante», agrega.
En el mercado local existe una amplia oferta de chocolate concentrado en cacao. Los expertos entregan características para reconocer un producto de calidad. «Un buen chocolate no tiene grasas que sustituyan a la manteca del cacao. Además, al partirlo, su corte debe ser limpio y producir un sonido seco; debe fundirse fácilmente en el paladar e inundar la boca de manera agradable con una masa cremosa de textura muy fina; no debe dejar una sensación arenosa entre el paladar y la lengua, tampoco una sensación de grasa adherida en el paladar», enseña Álex Vera gerente general en Chile de Chocolatería La Ibérica.